viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Por qué nos ponemos colorados cuando nos da vergüenza?

No sólo el calor y el esfuerzo, sino también emociones como la ira y la vergüenza, pueden hacer que nos sonrojemos. Esto astá asociado a personas muy tímidas, introvertidas, inseguras, con miedo al ridículo, pudorosas y extremadamente sensibles, pero también las personas seguras y abiertas pueden ruborizarse en algún momento de su vida ante determinadas situaciones comprometidas.
¿Pero qué es lo que sucede realmente en el organismo?
En nuestro organismo se dan órdenes neuronales que a través de los nervios vegetativos alcanzan los vasos subcutáneos y provocan su dilatación. Al mismo tiempo, la presión sanguínea aumenta por el mayor ritmo cardiaco.  A diferencia de lo que ocurre en situaciones de estrés, en las cuales el cuerpo se prepara para una posible huida, la vergüenza y la ira no representan situaciones de emergencia sino emociones que provocan un aumento de la presión sanguínea, que se manifiesta a su vez en un mayor riego sanguíneo en los vasos subcutáneos. A pesar de las diferencias entre ambas emociones, el efecto es el mismo: el rostro y el cuello se ruborizan visiblemente.

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